Jennifer Brady: "Ya era hora"

Jennifer Brady se formó en la Academia Chris Evert de Florida tras sus primeros años en Pensilvania. Poco a poco, fue controlando su mal carácter e intensificando su fuerza mental hasta convertirse en una tenista de primera clase. Babolat la fichó a sus 12 años y, desde entonces, Jenni ha alcanzado grandes cotas, sobre todo en los Grand Slams, con su raqueta Pure Aero. Tras un paréntesis de dos años provocado por una grave lesión en el pie, la jugadora estadounidense ha protagonizado un extraordinario regreso al circuito de la WTA.

La infancia de Jennifer Brady es la de la típica jugadora joven con talento a la que le cuesta mucho tiempo creer en sí misma. Tras crecer en Harrisburg, Pensilvania, se trasladó a Florida para entrenarse en la Academia Chris Evert. «Allí, todos mis entrenadores me decían que tenía potencial para convertirme en una gran tenista», cuenta. «Pero tenía que encontrar mi sitio. Cuando era más pequeña, tenía un carácter bastante difícil y no era lo que se dice fuerte mentalmente. Así que el mayor desarrollo de mi carrera ha sido saber mantenerme firme en los momentos difíciles, llegar hasta el final en esos partidos y luchar por remontar independientemente del marcador».

Una final y una semifinal del Grand Slam

Jennifer Brady fue descubierta por Babolat en un torneo sub-12 de tierra batida. No estaba especialmente bien clasificada, pero Seth McKinley, entonces director de marketing deportivo en Estados Unidos para Babolat, fue uno de los que creyó en su potencial. Con tal motivo, dio el inusual paso de ofrecer a esa niña de 12 años y su modesto ranking como junior una colaboración con Babolat. Desde entonces, Jenni se ha mantenido fiel a las raquetas de nuestra marca, optando por la gama Pure Aero.

Esta raqueta la ha acompañado durante sus actuaciones más destacadas, sobre todo entre 2020 y 2021. La estadounidense ganó por primera vez el torneo de Lexington en agosto de 2020, su único trofeo en el circuito de la WTA, antes de alcanzar las semifinales del US Open unos días más tarde. En febrero de 2021, en el Open de Australia de 2021, jugó el «torneo de su vida», alcanzando la final.

A pesar de perder el título por un pelo, la estadounidense, que fue la gran sorpresa del campeonato, parecía satisfecha con su actuación: «Creo que este es mi nivel», dijo menos de una hora después de abandonar la pista. «Evidentemente, hoy estaba nerviosa y la suerte no estuvo de mi lado. Pero al mismo tiempo, cuando salí de la pista, tuve la sensación de que estaba donde debía estar, y me sorprendió. Si me hubieran hecho esta misma pregunta hace un año, no me hubiera imaginado que me sentiría tan cómoda en una final de Grand Slam. Era algo totalmente impensable».

Una buena actuación como continuación de una decisión arriesgada asumida en 2019. La estadounidense había salido de su zona de confort al asociarse con el entrenador alemán Michael Geserer, afincado en Ratisbona, al sur de Alemania. En comparación con el sol de Florida al que está acostumbrada, los inviernos bávaros pueden ser sombríos, si bien resultan perfectos para esquiar.

Con Michael Geserer y el preparador físico Daniel Pohl, el nivel de Jennifer Brady se ha disparado. «Es evidentemente que nuestro trabajo está dando sus frutos», explicó. «Mi clasificación no ha hecho más que subir desde que empecé a trabajar con ellos. Siempre he golpeado bien la pelota, pero lo importante es juntar todas las piezas, consolidarlas y hacerlas reproducibles en cada partido. ¡Un hurra para ellos por presionarme cada día!».

Tras una larga pausa entre agosto de 2021 y julio de 2023 causada por una terrible lesión en el pie, Jennifer Brady regresó para la gira estadounidense y parecía más que extasiada con la noticia, que llevaba tanto tiempo esperando: «Estoy encantada de volver, ¡ya era hora! Antes de mi primer partido de vuelta estaba muy nerviosa, pero en la pista me sentí como pez en el agua». A sus 28 años, Jennifer Brady aún no ha dicho su última palabra.

Los jugadores profesionales del Equipo Babolat pueden jugar con un modelo personalizado diferente al equipamiento que aquí se representa.