Avgi Nicolaou - "Lo primero es divertirse: la comunidad viene después"

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Publicado el 05/06/23

Avgi Nicolaou es una galardonada entrenadora que llegó al Reino Unido desde una región llamada la tierra media y tal vez no haya habido otra profesora tan viajera y excepcional en ningún otro lugar.

Un aura de misterio rodeaba los orígenes de Avgi cuando se involucró en cambiar la vida de las mujeres organizando un club de bádminton y enseñando este deporte, ya que tenía menos cualificaciones de las que jamás haya tenido ningún entrenador.

No había jugado a este deporte ni lo había enseñado nunca, pero decidió intentar ambas cosas en un idioma que no era su lengua materna y en una ciudad, Bath, que le era igualmente ajena.

Sin embargo, la enigmática visitante poseía recursos ocultos. Aunque sus orígenes chipriotas ricos en leyendas no estaban en absoluto relacionados con los hobbits, sí que personificaba dos de sus cualidades ficticias: sabía escuchar y era una buena observadora, lo que la convirtió en una personalidad multicultural incluso dentro del muy tradicional esplendor romano-georgiano de su nuevo lugar de residencia.

La renuncia a su primer amor deportivo


Puede que el hecho de que fuera capaz de pensar en diferentes idiomas, por venir de una país mediterráneo cuyo mar conecta 22 países, fuera un factor esencial. Avgi se despide de su país natal cuando su pareja se muda para trabajar en una universidad de Bath, lo cual supuso un gran sacrificio personal. Avgi tuvo que renunciar a su primer amor deportivo, los bolos de diez pines, deporte en el que había competido internacionalmente y ganado numerosos premios. Tuvo que ceder algunos de ellos para su utilización como premios educativos para los niños de Nicosia. Un centro de ocio local le proporcionó la única actividad social a la que pudo tener acceso inmediato y fue aquí donde Avgi adoptó su nuevo deporte: el bádminton. Pero no le resultó nada fácil.

A pesar de no poder ganar torneos en este elegante y complicado juego, obtuvo otro tipo de premios. Estos premios llegaron en forma de felicidad ajena. Es capaz de mejorar vidas conectando a las personas entre sí y consigo mismas. El catalizador de este fenómeno fue su propia personalidad. Avgi era apasionada, capaz de motivar a los que la rodeaban y de acoger a gente nueva. Pero además era competitiva por naturaleza, y sin duda capaz de formar parte de clubes dominados por hombres, aunque su objetivo era otro.

«Quería un club de bádminton femenino», subraya. «Quería animar a las mujeres a jugar en un entorno de amistad en el que recibieran apoyo».

«Quería sacar a las mujeres de su casa para disfrutar del ocio, pero al mismo tiempo deseaba conseguir que amaran el deporte. Quería brindarles la oportunidad de unirse a un club que les generase confianza y quizás de descubrir conmigo su lado competitivo».

Así fue como, a partir de estas ineludibles emociones, Avgi fundó su club. Sus inicios fueron prometedores. Badminton England le ofreció ayuda financiera con la condición de inscribir a 12 mujeres en un plazo de 12 semanas, ¡y logró 42 en menos de un mes!

«No todos queremos ser competitivos»

Lo logró convirtiendo la amistad en su principal filosofía, junto con la música, la conversación y la inclusividad. Al poco tiempo, el órgano de gobierno no solo le concedió financiación, sino también un premio de reconocimiento por su labor de voluntariado. Aprender a controlar las parábolas, los giros y los disparos rápidos de un volante fue para Avgi más difícil de lo que esperaba. Pero jugando y entrenando en diferentes clubes, consiguió mejorar.

«Y al cabo de cierto tiempo me di cuenta de que me encantaba», dice, con un sentimiento de ligera sorpresa. «Lo que me faltaba era la parte técnica. Y después de tres años mi entrenador me dijo: "¡Ya lo tienes!"».

«Le pregunté si podía implicarme más y me dijo: "¿Por qué no?" ¡Me dio luz verde!». Y de este modo Avgi se puso a trabajar sin descanso. Su progreso le trajo una serie de revelaciones. «En cierto modo, las mujeres somos muy especiales, somos seres muy sensibles».

«Necesitamos a alguien especial que nos anime y nos comprenda. No todas queremos ser competitivas. Lo que queremos es salir, compartir amistad, hacer algo de ejercicio y volver a casa».

«Algunas de nosotras disfrutamos del deporte de manera diferente: en este caso, en forma de club de ocio comunitario accesible a todas las mujeres. Y queremos asimismo enviar un mensaje a otras mujeres que no pueden participar. Este es nuestro mensaje: ¡venid a visitarnos y ya veréis! Lo primero es divertirse y la comunidad viene después. Este no es un club de competición. Y así es como empezó mi propio viaje en el bádminton».

No es de extrañar que Babolat se interesara por Avgi Nicolaou tanto como entrenadora de bádminton como por su labor humanitaria. Su visión y su personalidad la han convertido en una mujer adaptable a todas las culturas, estaciones y juegos de la vida.

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