“Quiero ganar un título de Grand Slam. Para eso es para lo que estoy trabajando.” – Xinyu Wang

Cuando el tenis se suspendió en marzo con motivo de la pandemia de coronavirus, la tenista emergente china, Xinyu Wang, se vio con más tiempo libre del que estaba acostumbrada. El resultado fue tarta de queso y pan de plátano, mezclados con un poco de avena.

“He podido pasar mucho más tiempo con mi familia – comenta la tenista de 18 años, que fue segunda en la clasificación junior y considerada uno de los mayores talentos de China –. He estado probando muchas cosas para las que no tenía tiempo cuando estábamos viajando, como el yoga o la repostería. También estoy aprendiendo a conducir.”

Las especialidades de Wang como repostera son la tarta de queso y el pan de plátano, pero con un toque más natural. “¡Lo mezclo con avena y así parece un poco más saludable!”

Wang es una adolescente alegre y sonriente. Nació en Shenzhen, de una madre baloncestista y un padre entrenador de tenis, así que parecía destinada a convertirse en deportista profesional. “Empecé a jugar al tenis con seis años” – nos cuenta, pero no fue su padre quien la entrenó los primeros años. No quería entrenar a su hija, así que fue un amigo quien se encargó de entrenarla.

“Mi padre quiso que fuese otra persona quien me iniciara en este deporte – comenta – para que no jugase al tenis por él, para que, si de verdad quería jugar al tenis, lo hiciese por mí.”

A los nueve, Wang tuvo una de esas vivencias que pueden marcar la diferencia en un niño. Su heroína era la gran jugadora china Li Na y vio en la televisión cómo se convertía en la primera jugadora china en ganar un torneo de Grand Slam cuando ganó Roland-Garros. Y la raqueta de Li Na era una Pure Drive de Babolat, la raqueta con la que juega ahora Wang.

Su pasión por el tenis era real y, tras unos años, el padre de Wang, Peng Wang, que era el entrenador principal del equipo nacional femenino de China, tomó el relevo. También estaba trabajando con el equipo de Shenzhen, así Wang iba allí después del colegio, de 5 a 7 de la tarde, cuando su padre tenía tiempo para ella en la pista.

Hace dos años, Peng Wang y su esposa decidieron dedicarse plenamente a la carrera profesional de su hija. La madre de Wang, que se puso a trabajar cuando dejó el baloncesto poco después de cumplir los 20 años, dejó de trabajar hace dos años “porque quería pasar más tiempo conmigo y viajar conmigo, para poder ocuparse de todo el mundo. Es estupenda.” 

Wang mide 1,80 m, y su juego se caracteriza por un buen servicio y golpes de fondo planos. Desde que pasó a profesional hace tres años, ha ido subiendo en la clasificación y era número 140 cuando la temporada de tenis se suspendió. Es la jugadora china más joven en haber competido en el cuadro principal del Open de Australia y del US Open.

Aunque Wang apenas está comenzando en el circuito femenino, ya ha impresionado a algunas de las mejores jugadoras. Garbiñe Muguruza, con dos títulos de Grand Slam, se deshizo en elogios después de haber necesitado tres sets para vencerla en la primera ronda del Open de Shenzhen en enero. “Creo que tiene un potencial increíble, le pega muy bien a la pelota – comentó la española después del partido –. Es una jugadora muy joven, pero [puede ser] optimista en cuanto a su futuro si sigue trabajando.”

Wang se acuerda de cuando vio a su compatriota, Li Na, ganar el título de Roland-Garros en televisión en 2011, cuando tenía nueve años. “Li Na siempre ha sido un modelo para mi – dice Wang –. Lo que más admiro de ella no es solo que sea la primera tenista china en ganar un [título individual de] Grand Slam, sino que tenga, además, una gran fortaleza mental. Es siempre tan agresiva en la pista.”

Cuando se le pregunta por sus objetivos profesionales, Wang contesta: “Quiero ganar un título de Grand Slam y quiero ser una jugadora como Li Na, ese es mi sueño. Para eso es para lo que estoy trabajando.” Para este año, “su primer objetivo es mantenerse sana y segura. Creo que ese es el objetivo de todo el mundo.”