"Ganar no es todo cuando ves lo feliz que es la gente" - Rina Fujiwara

"Mi mamá siempre me dice que me metí en el tenis porque perdí en mi primer torneo", dice Rina Fujiwara riendo. 

Es posible que en ese momento solo tuviera ocho años, pero ya entonces era una jugadora ambiciosa. Cuatro años más tarde, esa determinación la impulsó al puesto número uno en Japón, pero también le creó una relación incómoda con el deporte. 

De hecho, Fujiwara solo volvió a pisar una pista de tenis recientemente, ocho años después de su último partido. 

"Esta mañana jugué al tenis porque mi oficina tiene pistas", dice la joven de 28 años, sentada en un café no lejos de la oficina de Babolat en Tokio, donde trabaja como community manager de la compañía en Japón. 

Una perfeccionista aprende a perder

 

Rina tenía siete años cuando empezó a jugar al tenis en su ciudad natal de Osaka, la segunda ciudad de Japón. Comenzó a ganar torneos, incluyendo el campeonato juvenil de Japón a los 12 años. Su futuro era prometedor, y se mudó a Australia para mejorar su juego con entrenadores locales y aprender inglés. 

"Antes de ir a Australia, era campeona, pero cuando regresé, muchas de mis compañeras habían crecido y se habían vuelto más fuertes. Sentí que ya no era tan buena. También había nuevas y jóvenes jugadoras", dice.

Rina, quien asume su perfeccionismo desde una edad temprana, dice que perder siempre le causó problemas, y que tenía poca confianza en su propia capacidad. 

"Mis expectativas de mí misma eran muy altas", dice. "Después de ser la número uno, nunca volví a estar plenamente satisfecha. Fui demasiado dura conmigo misma".

Si bien acumuló resultados respetables en torneos nacionales durante su adolescencia, nunca recuperó ese primer lugar. Y cuando su carrera competitiva llegó a su fin en la universidad, había "aceptado que perder no era tan grave".

Su reciente e inesperado regreso al tenis se debe, en parte, al pádel, un deporte que empezó a practicar hace menos de dos años. Como pudo constatar en el campeonato nacional de pádel de Japón el año pasado, adaptarse a un nuevo deporte no siempre es sencillo. 

"Todavía jugaba como si fuese tenis. No usaba las paredes porque no podía hacerlo", agrega. "Naturalmente, iba donde estaba la pelota, pero ahora he mejorado mi uso de la pared. Esa forma de ver la pelota ha sido lo más complicado".

Gracias a la práctica, la perseverancia y los consejos de jugadoras más experimentadas, Fujiwara es ahora miembro de la selección nacional de pádel de Japón y está entre las cuatro mejores jugadoras del país. 

"Es muy divertido", asegura. "Recientemente, he estado jugando tres o cuatro veces por semana, generalmente de 7 a 9 de la mañana". 

Un enfoque meditativo del deporte

 

Rina también ha encontrado una manera de lidiar con la presión que conlleva cualquier deporte competitivo: el yoga y la meditación. Después de tomar una clase de yoga en 2017, estudió para convertirse en instructora calificada. 

"El yoga y el pádel son completamente opuestos. El pádel es competitivo, por lo que es estresante pero divertido. El yoga me proporciona flexibilidad y calma", explica. 

Utilizando el yoga como el yin armonizador del yang del pádel, Fujiwara tiene la mira puesta en mejorar aún más su juego en España el próximo año, en preparación para el reprogramado Campeonato Mundial de Pádel en Qatar. 

Pero no se trata solo de satisfacer las necesidades de la competencia. 

"Antes pensaba que ganar era lo más importante del pádel. Pero desde que ingresé en Babolat, tuve la oportunidad de trabajar en nuestros eventos y enseñar un poco", dice Rina Fujiwara. "Esos momentos son realmente agradables cuando veo lo feliz que es la gente. Ganar no es todo", dice.