Pádel
2 minutos de lectura
Desde que empezó a jugar al pádel a los ocho años, Juan Lebrón nunca ha dejado de trabajar su juego. Y ahora, a sus 29 años, es una leyenda de este deporte. Pero el pádel no es lo único que lleva Lebrón en la sangre: la música también ocupa un lugar importante en su vida. Y sin ella, el pádel no existiría.
«Tanto si estoy de viaje como en casa, la música me ayuda a relajarme, a concentrarme, a despejar mi mente, a la vez que me motiva y me ayuda a soñar. Significa mucho para mí», afirma. «Siempre me ha gustado, desde que era niño, y he descubierto que la música y el deporte tienen mucho en común. No es solo que haya que esforzarse mucho para ser bueno en ambas actividades. Es que, en mi caso, se complementan».
Lebrón ha descubierto que la música le ayuda mucho con el pádel. Su psicólogo deportivo le aconsejó que «antes de cada competición debía escuchar música y visualizar simultáneamente mis mejores golpes de partidos anteriores, para concentrarme al cien por cien en conseguir otro encuentro con un rendimiento excelente. Sin música, esto no podría hacerlo». La música electrónica es el estilo que encabeza su actual lista de preferencias, o quizá deberíamos decir «listas». «Tengo muchos cantantes favoritos, tantos que no podría nombrar a uno en particular, aunque ahora mismo estoy escuchando mucho Tales of Us y Solomun».
La música es una parte fundamental de la vida familiar de Lebrón cuando vuelve a su casa, en la localidad costera de Puerto de Santa María, en Andalucía, donde el género más tradicional de España, el flamenco, posee profundas raíces culturales y sociales. «Mi familia es muy aficionada, me llevan a peñas flamencas y mi hermana Isabel Pilar es la mejor bailaora de flamenco que he visto: ojalá se me pegara algo de su talento para el baile», comenta con una sonrisa. «Tenemos un terreno en el campo, y a veces invitamos a amigos que son muy buenos cantaores flamencos, verdaderos artistas, a venir con nosotros y montamos una auténtica fiesta flamenca».
La familia de Lebrón no solo le contagió el gusanillo de la música: también fue decisiva para que se iniciara en el pádel. Dentro del próspero ambiente del pádel del Puerto de Santa María, «mi padre solía jugar con sus amigos y yo me quedaba mirando», recuerda, «aunque, para ser sincero, de pequeño jugaba más al fútbol que al pádel. Mis padres también me insistieron mucho en que estudiara. Hasta los 16 años, más o menos, no me di cuenta de que jugar al pádel profesionalmente era el camino que quería seguir».
En su opinión, conseguir el patrocinio de Babolat fue crucial en su desarrollo. «Nos pusimos en contacto por primera vez en los Campeonatos del Mundo de Cascais en 2016, y trabajar con ellos me ha ayudado realmente a crecer y a mejorar enormemente como jugador. Cada vez que he coincidido con Eric Babolat me ha tratado muy bien y siempre me envía mensajes de apoyo. Tengo mucha suerte de perteneecer a la familia Babolat y quiero permanecer en ella durante mucho tiempo».
Pero a pesar de ser un destacado competidor de pádel, fue el primer jugador nacido en España en encabezar la clasificación masculina del WPT, existe otro deporte que le apasiona igualmente. Si no hubiera descubierto el pádel, Lebrón afirma que habría intentado ser futbolista profesional, «probablemente jugando de delantero centro». Toda la vida ha sido aficionado del Betis, equipo de fútbol español, y estuvo en el estadio en marzo de 2020, cuando el Betis venció al poderoso Real Madrid por 2-1.
Vive en Madrid desde que comenzó su carrera profesional, pero el Puerto de Santa María sigue siendo «el lugar más especial en su vida». «Tiene un montón de cosas a su favor», afirma. «Playas, bares, comida maravillosa: el pescaito frito [pescado recién frito] es excepcional. Pero lo mejor de todo es la gente y su buen corazón. Creo que mi futuro estará en Madrid, pero siempre intentaré repartir mi tiempo entre ambos lugares».
Pero dondequiera que Lebrón vaya, seguro que la música le acompaña.
Los jugadores profesionales del Equipo Babolat pueden jugar con un modelo personalizado diferente al equipamiento que aquí se representa.